No podemos negar que la tecnología es maravillosa y demasiado útil si se sabe usar correctamente. Gracias a todos los avances, podemos disfrutar de una excelente película, materializar nuestros recuerdos en una foto y escuchar con audífonos nuestra música favorita. Sin embargo, el mal uso de la tecnología nos puede acarrear consecuencias nada agradables.
Una de las tecnologías que más auge ha ido cobrando con el paso del tiempo son los audífonos. Esos maravillosos artículos que nos permiten escuchar de forma más personal esa música que tanto nos gusta, responder llamadas y tener las manos libres, entre otras actividades.
No obstante, a pesar de que también se hayan convertido en parte de nuestro día a día, es importante usarlos con precaución. Ya que el uso desmedido y sin un control de volumen puede dañar el oído.
Esto es algo muy común de ver entre los adolescentes y adultos jóvenes, quienes usan los audífonos a volúmenes muy altos. Sin ponerse a pensar que esto puede dañar de forma permanente el canal auditivo y perder este importante sentido a edades tempranas.
Está claro que no solo los audífonos son capaces de hacer perder la audición, pues la exposición a ruidos muy altos o el uso de materiales inadecuados en los audífonos puede provocar que la audición se pierda en edades tempranas.
La pérdida de la audición en jóvenes: un problema que va cada vez más en aumento
El uso de audífonos intrauriculares es cada vez más popular entre la población. Esto, aunado a otros factores, provocan que el oído sufra daños y como consecuencia, se pierda la audición.
“En México, dos de cada diez personas tienen alguna discapacidad auditiva. Es algo en lo que debemos poner atención, y la prevención es una de las mejores maneras de abordar el problema”. Mencionó la otorrinolaringóloga Karina Ayala López.
“Es muy importante proteger los oídos, especialmente de los ruidos fuertes. Si hablamos de audífonos, nuestra recomendación como otorrinolaringólogos siempre será optar por audífonos de diadema o de concha”. Continúa mencionando.
Esto se hace con el fin de proteger lo mejor posible el conducto auditivo (el espacio por donde llega la onda sonora hasta el tímpano. En cambio, cuando los audífonos son intrauriculares, no permite que la oreja proteja a los conductos, ya que el sonido llega directo a él.
Los audífonos no son tan inofensivos como podrías pensar
Todos los audífonos, y en especial los intrauriculares, acumulan suciedad, restos de residuos del canal auditivo (cera), tierra, polvo y cualquier otro contaminante que entre en contacto con ellos. Esto promueve un entorno favorable para las bacterias, y, por lo tanto, que haya infecciones.
“Se ha observado que ha aumentado el daño auditivo en adolescentes, sobre todo por el uso de audífonos, pero también es por el volumen con el que escuchamos en estos aparatos”.
“Una recomendación es no escuchar ningún tipo de ruido a más del 60% del volumen total que tenga el aparato. Los otorrinolaringólogos recomendamos seguir la regla del 60: no escuchar sonidos a más del 60% del volumen y no por más de 60 minutos continuos”. Aconsejó la especialista.
Asimismo, es importante no exponerse a sonidos demasiado altos. Por lo que lo mejor es no acudir a lugares en donde los sonidos superan los 90 decibeles (aproximadamente, el sonido de un grito fuerte). Ya que esto implica un riesgo para la salud, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Si estuviste en un concierto o cerca de un altavoz y, después de eso, experimentas zumbidos o molestias en los oídos, lo mejor es acudir a una valoración para una revisión. Probablemente haya habido algún daño”. Resaltó.