Una nueva tumba ha sido descubierta en Egipto. La cual podría aportar nueva información acerca de una dinastía perdida de faraones que gobernaron en una época de la que se conoce poco.
Los descubrimientos no paran, como lo demuestra el reciente hallazgo de la tumba de un faraón del Antiguo Egipto. Esto emocionó a los investigadores que participaron en el hallazgo, así como a toda la comunidad. Ya que podríamos conocer un poco más acerca de un importante periodo poco conocido de la civilización ubicada a orillas del río Nilo.
Hace unos meses, entre diciembre y enero, un equipo de arqueólogos estadounidenses y egipcios encontró la tumba, de hace aproximadamente 3,600 años de antigüedad. Este se encontraba cerca del yacimiento arqueológico de Abidos, en el borde del desierto a oeste del Nilo. Y aproximadamente a unos 32 kilómetros al noroeste de la moderna ciudad de Luxor.
Fue el mes pasado cuando el Ministerio de Antigüedades de Egipto anunció por medio de una publicación en Facebook acerca del descubrimiento. El cual involucra la tumba de un faraón que estuvo enterrado alguna vez allí. Sin embargo, no se conoce ni su nombre ni a qué dinastía perteneció.
“Cuando gobernaban estos reyes, Egipto estaba dividido en varios reinos rivales”. Explica Joe Wegner, egiptólogo de la Universidad de Pensilvania que dirigió la excavación. “Había muchos conflictos y agitación”.
Un impresionante hallazgo en el desierto egipcio
Abidos, una de las ciudades más antiguas de Egipto, fue un centro de culto al dios Osiris. Su nombre moderno procede de una versión griega de su nombre original en egipcio: Abedju. Cerca de Abidos existió una necrópolis real (hacia 1839 a.C.). Allí se enterró al faraón de la XII dinastía Senusret III.
La tumba de Senusret se excavó en Abidos en 1901 y 1902. Sin embargo, se abandonó a las arenas del desierto poco después. Hacia mediados de 1990, el equipo de Joe Wegner, empezó a excavar de nuevo en Abidos, descubriendo las tumbas de varios reyes ‘perdidos’.
Incluso, se encontró la tumba del faraón Senebkay en 2014. Todos ellos pertenecen a la misma dinastía y sus tumbas datan de aproximadamente 1650 a.C. y 1550 a.C. De acuerdo con información de Wegner.
El final del Segundo Periodo Intermedio fue muy turbio para muchos reyes, ya que gran parte de ellos sobrevivía solo pocos años después de ascender al trono. De igual manera, esa época gobernaron los hicsos (dinastía extranjera de oriente) en el delta. Mientras que casi todo el sur estuvo gobernado por faraones de la antigua ciudad de Tebas.
La dinastía perdida tiene casi nada de información, y parece que solamente Senebkay pertenecía a los faraones tradicionales. Y lo más impactante es que la tumba descubierta es más antigua que la de Senebkay, por lo que podría tratarse de uno de sus familiares.
La tumba de una historia que nadie conoce
La estructura se encuentra a unos 6 metros bajo la arena, con paredes de piedra caliza excavadas en el lecho rocoso y un techo abovedado de ladrillos de barro. Debido a que no se encontró ni el ajuar funerario, momia o cualquier otro resto humano, no fue posible tomar muestras de ADN antiguo.
Sin embargo, las inscripciones jeroglíficas escritas con yeso sobre ladrillos y su gran tamaño indicaban que se trataba del lugar de descanso de un faraón. En las inscripciones, se invoca a las diosas Isis y Neftis, aunque el nombre del rey enterrado no se pudo conocer.
“Este descubrimiento es muy significativo”, sostiene Mourad-Cizek. “Se suma a un conjunto muy limitado de pruebas sobre los gobernantes de esta región y sobre un periodo fascinante en el que Egipto estuvo controlado por potencias rivales”.
Wagner espera que la tumba recién descubierta lleve a descubrir tumbas de otros faraones primitivos de la dinastía «perdida» de Abidos. “Estamos seguros de que hay más”, sostiene. “Las tumbas de Abidos (halladas anteriormente) parecían estar en dos grupos principales, y esta parece estar en un grupo anterior”.
“Va a ser muy interesante ver cómo encaja todo esto con lo que creíamos saber sobre este periodo y las distintas facciones que gobernaban en todo el antiguo Egipto”. Afirma Nicholas Brown, egiptólogo de la Universidad de Yale que participó en el hallazgo.