Desaparece el tiburón blanco: nuevo estudio alerta de los cambios en el ecosistema marino por la ausencia de este depredador


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Expertos han detectado que los tiburones blancos desaparecieron de su hábitat ideal. Las causas aún no se conocen del todo, pero un estudio sugiere hipótesis acerca de la misteriosa huida de este importante depredador del océano.

Créditos de imagen: iStock

Un nuevo estudio ha revelado algo inquietante acerca del depredador más grande del océano: el tiburón blanco. Este intimidante habitante marino es sumamente importante para los ecosistemas, y aunque más de una ocasión se ha creído que la ausencia del tiburón blanco sería benéfica para los océanos, lo cierto es que no es así.

Recientemente, un estudio publicado en la revista Frontiers in Marine Science demuestra cuáles serían las consecuencias de que los tiburones blancos desaparezcan. Por ello, se realizó un análisis de datos en Seal Island, frente a la costa de False Bay, en Sudáfrica.

En su momento, este lugar fue un punto de encuentro importante para los tiburones blancos. En este sitio, se podía ver a los animales saltar fuera del agua. Sin embargo, ellos han desaparecido, y los expertos están buscando las posibles causas de ello.


Entre las principales hipótesis, tanto los investigadores como algunos conservacionistas han señalado a los humanos. Y a las orcas invasoras como culpables de la desaparición del tiburón blanco. Pero, investigadores como Neil Hammerschlag, quien había explorado el ecosistema alrededor de la isla, identificó algunos cambios asombrosos.

Un cambio inesperado

Neil Hammerschlag, director ejecutivo de la Shark Research Foundation Inc., revela que hace 20 años, el mejor lugar del mundo en el que se podían ver tiburones blancos era Seal Island. No obstante, para el año 2010, el número de tiburones blancos empezó a disminuir, acelerándose su descenso para el 2015. Siendo que, para el año 2018, ya los tiburones habían desaparecido.

Sin embargo, todavía no se conocen los motivos por los cuales estos depredadores desaparecieron. Algunas de las sugerencias explican que la llegada de las orcas causó la huida de los tiburones. Debido a que estas pueden matar a un tiburón en cuestión de minutos, tan solo extirpando su hígado.

No se descarta a los humanos, pues las redes para tiburones pueden acabar con la vida de 25 a 30 tiburones al año. Esta es una cantidad exorbitante, ya que una sola baja en la población ocasionaría un declive, tomando en cuenta que estos animales alcanzan la madurez sexual hasta los 20 años en caso de los machos. Y en el caso de las hembras, 30 años.

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Consecuencias de la desaparición de los tiburones blancos en sus hábitats ideales

Los expertos revelan que la desaparición de los tiburones blancos ha provocado un aumento en las poblaciones de los lobos marinos y de los tiburones de siete branquias. Lo que se traduce en la disminución asociada en los peces de los que se alimentan las focas y las especies de tiburones más pequeños que cazan los tiburones de siete branquias”.

Esto es básicamente un “efecto dominó”, demostrando que la desaparición de un depredador provoca consecuencias en cascada en una red trófica marinas. Estos hallazgos han sido posibles gracias al estudio a largo plazo desde embarcaciones sobre avistamiento de tiburones. O la observación de ciencia ciudadana sobre lobos marinos del Cabo.

“El uso de estudios de vídeos submarinos realizados con más de una década de diferencia nos proporcionó una instantánea de la red trófica tanto antes como después de la desaparición de los tiburones blancos de la bahía”. Afirma Yakira Herskowitz, coautora del estudio.

Asimismo, añade: “el número de individuos de una especie determinada registrados en los vídeos no solo informa sobre su abundancia numérica, sino también sobre su comportamiento. Las especies con mayor riesgo de depredación suelen volverse más esquivas y, por lo tanto, es menos probable que sean detectadas por las cámaras”.

Los investigadores concluyen: “sin estos depredadores de ápice que regulen las poblaciones, estamos observando cambios mensurables que podrían tener efectos a largo plazo en la salud de los océanos”.

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