¿Te imaginas seguir cautivando con tu talento aún después de tu fallecimiento? Es algo que momento no se creía posible, pero que un grupo de investigadores logró al conseguir que el cerebro de un afamado compositor sigan creando música a 4 años de su muerte.
Alvin Lucier, un compositor experimental pionero, cautivó con su música de una manera no muy convencional en los años 1965. En este año, fue cuando hizo historia al usar sus ondas cerebrales para crear composiciones musicales, se trata de la pieza ‘Música para solistas’.
Actualmente, sus neuronas siguen generando música en tiempo real dentro de una instalación artística. La cual lleva por nombre Revivificación, y en ella, se ubican los organoides cerebrales que se cultivaron a través de sus células sanguíneas.
El destacado compositor murió en diciembre de 2021, a la edad de 90 años. Un año antes de su fallecimiento, donó sangre para llevar a cabo el proyecto que preservaría su música una vez que él dejara este mundo.
De la sangre donada, surgieron los organoides cerebrales que se encuentran en el corazón de Revivificación. Estos organoides, apostados como dos manchas blancas dentro de un pedestal elevado y con forma de pequeñas medusas, son el ‘cerebro’ que se creó en laboratorio y que perteneciera al fallecido Alvin Lucier. Quien compusiera una partitura póstuma en tiempo real.
Cerebro musical: un legado musical que sigue vivo después de la muerte
Gracias a los avances científicos y tecnológicos es que el fallecido Alvin Lucier ha ‘resucitado’ en la Galería de Arte de Australia Occidental. Los minicerebros ubicados en Revivificación están montados sobre una malla de composición especial, con 64 microelectrodos que detectan sus impulsos eléctricos espontáneos. Es decir, actividad neuronal no programada.
Asimismo, un software de electrofisiología que se diseñó a medida es el que se encarga de procesar todos estos datos en tiempo real. Las ondas resultantes pueden activar transductores y pequeños martillos electromecánicos que golpean veinte placas grandes elaboradas con latón curvado.
A su vez, dichas placas se distribuyen estratégicamente en toda la sala, con el propósito de lograr resonancias complejas y sostenidas. Las cuales llenan el espacio en el que se encuentran, un fenómeno que siempre cautivó al reconocido Lucier.
Un proyecto de ‘cuatro cabezas’
Revivificación es un trabajo del autodenominado ‘monstruo de cuatro cabezas’, que es un equipo muy unido de científicos y artistas que trabajaron durante décadas para poder extender los límites del arte biológico.
Especialmente, Guy Ben.Ary, Nathan Thompson, Matt Gingold y el neurocientífico Stuart Hodgetts. Quienes tienen en mente la exploración de «oscuras posibilidades de prolongar la presencia de un individuo más allá de la aparente finalidad de la muerte».
Por lo cual, afirmar que su objetivo no es el de recrear la música que Lucier ya dio a conocer, sino generar una «extensión viva de su esencia creativa». Lo que ayudaría a prolongar la contribución artística del compositor, nada más y nada menos que por medio de la agencia biológica de sus propias células nerviosas.
Cuando Lucier tenía 89 años y padecía la enfermedad de Parkinson, donó su sangre. Sus glóbulos blancos se reprogramaron para que se convirtieran en células madre. Después, bajo la dirección de Hodgetts, el resto del equipo transformó las células en organoides cerebrales: grupos de neuronas que imitan el cerebro humano.
Lo más asombroso es que los organoides no solo crean sonido, sino que también es capaz de recibirlo. Los micrófonos de la galería captan el ruido ambiental. Esto incluye los tonos resonantes y las voces humanas, convirtiéndose en señales eléctricas y se devuelven al cerebro.
«Nos interesa mucho saber si el organoides cambiará o aprenderá con el tiempo«, afirma Ben-Ary. Incluso, se ha planeado que el organoide se adapte a entornos más extremos, como la Antártida o la órbita de la Tierra.
Cuando el proyecto llegó a oídos de Amanda, la hija del compositor, solo se rio, según palabras de Ben-Ary. “Pensó: «Esto es tan mi papá». Justo antes de morir, se propuso tocar para siempre. Simplemente no puede irse. Necesita seguir tocando».