
Muchos dirán que ayer el árbitro Ivo Méndez volvió a perjudicar a Bolívar, otros opinarán que es inconcebible que un equipo “tan caro” cometa errores infantiles; pero lo cierto es que ayer, el principal factor para que Wilstermann remonte un 0-2 y le gane al campeón nacional por 3-2, fue el nerviosismo de los celestes.
En el inicio de la Copa Bolivia para ambos equipos, el plantel de Flavio Robatto se vio mermado por la expulsión de dos de sus principales pilares y el “aviador” le ganó a un cuadro que tenía en frente, con desigualdad numérica.
Sin embargo, no es un pretexto que pueda exonerar los errores recurrentes en Bolívar, que fundamentalmente pasan por su “raquítica” defensa a lo que se suma el asomo de soberbia de los componentes de las otras líneas, que lamentablemente emulan algunas poses del director técnico de muchos títulos profesionales, que claramente no se están reflejando en la materialización de su trabajo. Y de las lesiones, sin explicación…ni hablar.
Bolívar comenzó ganando, porque apenas comenzado el partido, a los 6 minutos, Leonel Justiniano con potente cabezazo abrió la cuenta, después de un centro de tiro de esquina. La cuenta seguía ensanchada a favor de los celestes, porque el 2-0 también se hizo presente en el primer tiempo a través de un penal, ejecutado por Dorny Romero a los 25’.
A partir de aquello, la fórmula para que la Academia conserve su triunfo era sencilla: “jugar en vez de pelear”, pero ocurrió todo lo contrario.
Entonces fue loablen la labor de Wilstermann, que con pundonor y viveza supo aprovechar la ventaja numérica producto de la expulsión de Justiniano y Torrén, que fueron las principales víctimas del nerviosismo colectivo que se apropió de las lides celestes después del descuento 2-1, que también llegó a través del penal. Bobadilla fue el seguro ejecutor a los 71’.
Era obvia la recuperación de los locales, que casi al filo del partido llevaron la balanza su favor, ante un debilitado Bolívar. Mostrando poco en lo futbolístico, el local valluno ganó con goles de Cáceres (84´) y Dos Santos (92´).
Nuevamente quedan grandes dudas respecto a la producción bolivarista y la antipatía que producen las actitudes de sus actores dentro de la cancha, incluso en el sentir de su propia hinchada.