Un sueño que no se hizo realidad

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En noviembre de 2024, Bolivia en general y particularmente Santa Cruz de la Sierra recibía una feliz noticia: CONMEBOL había aprobado la realización de la final de la Copa Sudamericana en el estadio Ramón Tahuichi Aguilera, evento que debía efectuarse el 22 de noviembre de este año.
Este logro conllevaba consigo muchas responsabilidades, la más importante era la refacción del histórico estadio para que cumpla las condiciones mínimas y requerimientos de la realización de un evento de tal magnitud.
Era de esperar la planificación de una intensa tarea multidisplinaria e interinstitucional para lograr no solo la habilitación plena del estadio, sino también para mejorar las condiciones turísticas y hoteleras de Santa Cruz para albergar tal acontecimiento.
Sin embargo, la línea de tiempo de este proceso le jugó en contra al honor que se le había dado a todo el departamento oriental, de ser anfitrión y mostrar su imagen a nivel mundial como la cara de una Bolivia positiva y desarrollada.
La Federación Boliviana de Fútbol (FBF), el Gobierno Departamental de Santa Cruz y el Gobierno Municipal de Santa Cruz de la Sierra, eran los entes directamente encargados de llevar adelante las mejoras y la organización de esta final. Pasaron dos meses dede noviembre de 2024 para que en enero 2025 se presente un proyecto.
En mayo de este año, de acuerdo a las proyecciones que hizo la Gobernación de Santa Cruz se anunció que al menos 30 mil turistas pisarían suelo cruceño, además de la generación de más de 3.600 empleos directos y un movimiento económico de 42,8 millones de dólares. También se remarcó que este espectáculo deportivo tendría alcance en 190 países ante los cuales se haría visible la capital oriental.
En cuanto al estadio, se anunció que debía remozar el campo de juego, cambios en las bancas de suplentes, ampliar las dimensiones del césped, crear un nuevo túnel de acceso, renovar los vestuarios, luminarias y construir una nueva zona de competiciones, cabinas de transmisión, además de mejoras para el trabajo de la prensa. Ya para 15 de abril se había revelado un costo estimado de 44.2 millones de bolivianos, que serían desembolsados por el gobierno central, a través de la Gobernación, propietaria del escenario deportivo, que suscribió un convenio intergubernativo para el financimiento a través de UPRE. La empresa brasileña Campanelli comenzó a retirar el césped de la cancha en abril y realizó una serie de trabajos. El 2 de mayo, se dio incio a la obra, que también contaba con un aporte de 2 millones de dólares de parte de CONMEBOL.
Un discreto silencio acompañó los meses posteriores sobre el progreso de la obra , hasta que en agosto, la Sociedad de Ingenieros de Bolivia (SIB), dio la voz de alerta respecto a que «los trabajos de refacción no comenzaron a tiempo». Tras dos inspecciones de CONMEBOL y al evidenciar que la obra que debía estar concluida hasta noviembre solo tenía un avance poco mayor al 20%, la preocupación comenzó a galopar en la FBF que sostuvo reuniones con el ente superior del fútbol sudamericano .
A esta situación se sumó la coyuntura política y económica de Bolivia, la falta de dólares y combustible, el cambio de Gobiernador en Santa Cruz y un alto nivel de falta de comunicación entre niles de decisión. Finalmente, el jueves 11 de septiembre, el presidente de la FBF, Fernando Costa, confirmó que: «debido a un retraso crítico en las obras de refacción del estadio Tahuichi, CONMEBOL había determinado cambiar la sede de la final de la Copa Sudamericana a Asunción del Paraguay, con el compromiso de que Santa Cruz de la Sierra se postule a ser la sede de la final en 2027».
Si bien los trabajos de refacción debieran continuar, Bolivia perdió una gran oportunidad, que seguramente pesará por muchos años. Especialmente al pueblo cruceño que tuvo un sueño que no sehizo realidad.

GHILKA SANABRIA

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