Se disparan los casos de ITS entre las mujeres, pero solo el 5% de ellas se realizan pruebas una vez al año


Dentro de las enfermedades que aquejan al humano, se pueden encontrar las infecciones de transmisión sexual (ITS). Las cuales, lamentablemente, van en aumento, especialmente en las mujeres. Ya que los estigmas o la desinformación no permiten frenar el avance de estas.

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Muchas veces nos hemos dado cuenta de que, a pesar de los avances de la tecnología y muchos otros campos, algunos temas siguen siendo poco comunes entre la población. Esto debido a que, a pesar de todo lo que tenemos al alcance, la desinformación sigue prevaleciendo entre muchas personas.

En otros casos, la educación que se recibe en cuanto al tema es muy básico o nulo, lo que aumenta las posibilidades de contagios (en el caso de las infecciones de transmisión sexual). Aunado a los tabúes que abundan o las pocas oportunidades a las que ciertos grupos tienen acceso.

Las mujeres suelen ser un grupo de los más afectados. Por lo que es muy importante que se les pueda facilitar el acceso a pruebas que permitan conocer si hay alguna infección de transmisión sexual. O en su caso, a protección.


Tan solo en España, el último informe del Instituto Carlos III da fe del aumento de ETS como clamidia, gonorrea y sífilis. Como hemos comentado, el impacto más preocupante entre la población azota a los grupos vulnerables y mujeres.

Todas estas enfermedades provocan un impacto importante en la salud y en la calidad de vida de los afectados. Especialmente, por las consecuencias que se pueden generar a largo plazo.

Mismas que pueden ser graves en caso de que no se detecten y traten a tiempo, como la infertilidad, enfermedad inflamatoria pélvica, complicaciones en el embarazo, cáncer y riesgo de contraer o transmitir el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH)

¿Cómo podrían evitarse más contagios de infecciones de transmisión sexual (ITS)?

Jorge Romero, director médico del Centro Sandoval de Madrid, ha explicado los nuevos modelos y recomendaciones en el abordaje del cribado. Es decir, que la periodicidad debe adaptarse al riesgo.

Lo que significa que las mujeres que tengan vida sexual activa deben aplicar el cribado por lo menos una vez al año. Así como en cada nueva relación y cada tres meses para aquellas con mayor exposición.

De igual manera, Jorge Romero menciona que es fundamental «mejorar el acceso al cribado, integrándolo en revisiones ginecológicas, promoviendo la auto toma de muestras y aumentar la sensibilización en mujeres jóvenes y en riesgo».

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Un grupo vulnerable y que ha quedado en segundo plano

Jorge Garrido, director de Apoyo Positivo, ha señalado la importancia de «facilitar el acceso a pruebas en mujeres, un grupo históricamente relegado en las campañas de detección, y en personas asintomáticas, clave para frenar la transmisión silenciosa de estas enfermedades».

Asimismo, las mujeres embarazadas deben cuidar este aspecto y detectar y tratar en etapas tempranas infecciones como la sífilis y gonococia. Especialmente porque estas enfermedades ocasionan complicaciones fetales y neonatales.

Además, algunas infecciones pueden ser asintomáticas. Lo que reduce la tasa de mujeres que se realizan pruebas de cribado. Esta es esencial, ya que muchas de las ITS pueden ser asintomáticas y propiciar la propagación.

Por si fuera poco, en España, tan solo el 5% de las mujeres se han realizado un cribado de ITS en los últimos doce meses. Frente a una media del 8% de la Unión Europea y 10% a nivel mundial.

Debido a esto, se recomienda que «todas las personas sexualmente activas deberían recibir una evaluación periódica, especialmente aquellas con múltiples parejas sexuales, usuarios de la profilaxis preexposición (PrEP) y personas con antecedentes de ITS».