En 1944, cuando la Segunda Guerra Mundial se acercaba a su fin, el socilogo econmico hngaro exiliado Karl Polanyi public La gran transformacin, un tratado que se centraba en los peligros de intentar separar los sistemas econmicos de las sociedades en las que habitan. Ochenta aos despus, las advertencias de Polanyi sobre una economa de mercado desligada de las necesidades humanas pueden resultar clarividentes. De hecho, el futuro que predijo se parece mucho al Frankenstein de Mary Shelley, en el que la criatura del doctor se desboca y acaba volvindose contra su creador.
En este 2024, el mayor ao electoral de la historia, los ciudadanos de decenas de pases, que representan la mitad de la poblacin mundial, acudirn a las urnas. La lista incluye las dos mayores democracias del mundo (India y Estados Unidos) y tres de sus pases ms poblados (Indonesia, Pakistn y Banglads). Y la Unin Europea, formada por casi 500 millones de personas de 27 pases, celebrar elecciones parlamentarias.Muchos comentaristas y expertos consideran esta sincronicidad mundial como una especie de plebiscito sobre el orden mundial de posguerra. Hasta ahora, las crticas populares no parecen favorables. Algunos sostienen que el mundo est experimentando una recesin democrtica, citando pruebas del descenso de los niveles de libertad global, los retrocesos autoritarios y los ataques a las elecciones libres y justas. Naturalmente, todo esto plantea la cuestin de cmo hemos pasado de la esperanza que acompa al final de la Guerra Fra lo que Francis Fukuyama llam clebremente el fin de la historia a la profunda desilusin actual.(Lea ms:La confesin de abusos sexuales que hizo un ministro de una secreta iglesia cristiana)Aunque es indudable que la democracia ha sido presa de malos actores en pases que van desde Rusia hasta Banglads y Pakistn, el malestar actual es ms profundo y fundamental que los alarmantes reveses sufridos por la integridad electoral y la libertad de expresin. Lderes como el expresidente estadounidense Donald Trump, que probablemente se asegurar la nominacin republicana para otra carrera presidencial, y el primer ministro Narendra Modi, en la India, que lanz informalmente su campaa de reeleccin en enero inaugurando un polmico templo hind, parecen ser genuinamente populares. Su populismo y sus agendas polarizadoras parecen expresar algo real en la psique mundial. Pero qu?La promesa rotaDespus de la Segunda Guerra Mundial, se le prometieron al mundo paz y prosperidad perpetuas, la primera gracias al liberalismo poltico (en particular, la democracia y el Estado de derecho) y la segunda gracias a la economa neoclsica: una frmula que cualquier sociedad poda adoptar. Estos modelos se comercializaban como sistemas plug-and-play que no necesitaban ni comunidad ni liderazgo.El problema de este enfoque es que ignoraba la idea clave de Polanyi: la economa no puede desvincularse, como l deca, de la sociedad. Despus de la Revolucin Industrial, argumentaba Polanyi, nos embarcamos en un peligroso experimento, intentando elevar la economa por encima de la sociedad y reducir a las personas a mercancas dentro de ella. Y el resultado es una criatura que supone una amenaza existencial para sus creadores.(Tambin:Qu pases aplican an la pena de muerte y cules lo hacen con ms frecuencia)Visto desde esta perspectiva, el probable rechazo del orden mundial de posguerra este ao no debera ser una sorpresa: las seales se han hecho cada vez ms prominentes en las ltimas dcadas. La oleada de descontento con la globalizacin en la dcada de 1990 se interpret como un fenmeno limitado geogrficamente: los dolores del crecimiento de las regiones que se haban quedado atrs. Pero a principios de la dcada de 2000, los problemas que antes se crean circunscritos al mundo en desarrollo crecimiento decreciente, desigualdad rampante, instituciones fallidas, consenso poltico fracturado, corrupcin, protestas masivas y pobreza empezaron a surgir en los pases desarrollados. Y se desoyeron muchas advertencias: la crisis financiera mundial de 2008, la crisis de la deuda soberana de la eurozona a partir de 2009 y el referndum sobre el brexit en el Reino Unido en 2016.Los esfuerzos de los estudiosos por comprender el populismo solo han tenido un xito limitado porque intentan aplicar una lente racional a lo que es esencialmente una respuesta emocional: miedos e instintos atvicos. Los lderes populistas de todo el mundo estn ganando terreno al abandonar los argumentos economicistas e invocar motivos nativistas: el misticismo y la magia que, segn el socilogo alemn Max Weber, el capitalismo haba sofocado decisivamente.La tragedia es que la narrativa populista dominante sobre los arquitectos del orden liberal de posguerra contiene un ncleo de verdad. Y este ao debera ser una llamada de atencin para que los responsables polticos presten atencin al mensaje que Polanyi articul hace 80 aos: ninguna economa existe fuera de la sociedad que la cre y la sostiene.ANTARA HALDAR (*)PROJECT SYNDICATECAMBRIDGE(*) Profesora de estudios legales empricos en la Universidad de Cambridge y profesora visitante en la Universidad de Harvard.