
Los recientes casos de doping positivo en los futbolistas bolivianos Ramiro Vaca y Boris Céspedes, ambos de la Selección Boliviana absoluta, remueven e impactan la opinión pública.
En Bolivia poco se conoce de delitos de dopaje en nuestros deportistas, sin embargo, existen casos que no han salido a la luz pública por razones desconocidas o bien no se les ha prestado la debida importancia desde las autoridades deportivas vigentes o el propio periodismo deportivo.
Citamos algunos: la nadadora María José Ribera Pinto, identificado durante los recientes Juegos Olímpicos París 2024, ingirió por error pastillas contaminadas con furosemida (sustancia prohibida por la Agencia Mundial Antidopaje); el ciclista potosino Óscar “Volcán” Soliz en la Vuelta a Colombia de ese año, Soliz admitió su culpa y fue sancionado por la Unión Ciclística Internacional (UCI) por cuatro años, hasta 2021.
En julio de 2018, la atleta cruceña Carolina Ocampo dio positivo a sustancia prohibida al consumir la pastilla “sorojchi pil”, que combate los efectos adversos de la altura.
En 2018, los atletas César Fernández y Juan Carlos Huiza dieron positivo en las pruebas antidoping, tras la carrera pedestre 10K de ese año. Fernández fue castigado 14 meses y Huiza dos años.
El fondista orureño Vidal Basco también presentó un resultado adverso en su control durante los XII Juegos Suramericanos Asunción 2022, esto por la presencia de Clembuterol, sufrió un castigo de cuatro años.
La atleta Helen Baltazar fue identificada este año por uso Oxandrolona y fue suspendida de su actividad por de cinco años (hasta 2029). (AGENCIAS)